Sé que ella pensaba que yo era feo, y que me quería
porque hubiese querido a cualquiera que le pusieran por delante, pero también
sé, que cuando supo que me quedaba poco para llegar, durante un mes entero se
dedicó a buscar en internet como tenía que cuidarme, que tipo de carácter
solemos tener los que son como yo y estaba maravillada de lo inteligentes que
dicen que somos.
Un día a mediados de Julio vino a verme, con su
ilusión, con sus ganas de contar conmigo en el entorno de su vida, pero entonces
no me hice la idea de todo lo que pasaría después, solo me cogió entre sus
manos, y creo que fue porque fui yo el que más atención le puse entre todos los
que estábamos. También yo recuerdo ser el mas grande de todos, el mas nervioso
pero el más simpático.
A mediado de Agosto la volví a ver, pero aquel día
fue totalmente distinto, llegó y me reconoció enseguida, me tomó entre sus
manos con ternura y no me dejó apenas. El viaje fue largo, pero ella se ocupó
de acomodarme para que no me sintiese incomodo todo era nuevo para mis ojos,
para mis oídos. Un torbellino de
sensaciones desde la mañana que no terminó hasta días mas tarde.
Pasamos varias horas en un coche y solo paramos una
vez, comprobó que yo seguía bien y continuamos viaje. No logré entender porqué
le sorprendió oír el sonido de mi voz cuando terminamos el viaje, siempre decía
que era sorprendente que saliese una voz tan profunda de un ser tan pequeño.
Aquella noche busqué el calorcito del cuerpo de
mamá pero no lo encontré, solo me relajé cuando ella colocó sobre un jersey
suyo un reloj que golpeaba marcando un tic tac sonoro que balanceó mi sueño
hasta rendirme.