A medida que se iban fijando las imágenes y
recuperaban su nitidez, un sonido sordo y lejano adquiría volumen poco a poco,
la sensibilidad de mi rostro percibía una continuidad de bofetadas perfectas en
las que ni sobraba cara ni faltaba mano, ya recuperaba la consciencia, el
desvanecimiento remitía.
Recordé que por la mañana me había dirigido a una
consulta médica y que asistí acompañada por mis padres, que no terminaban de
soltar los lazos de unión sobre mí.
La consulta transcurrió sin novedades, llena de
términos técnicos que empiezan a formar parte de nuestro vocabulario con los
que terminamos familiarizándonos de forma paulatina.
Tiempo atrás pensé en las donaciones, y me decidí
por empezar por algo pequeño para luego ir ampliando mi donaciones diversas. Lo
tenía claro, primero me haría donante de sangre, luego pensaríamos a la
donación de órganos, eso sería mas tarde. Tendría mi carnet de donante de
sangre, podría en cualquier urgencia presentarme para ayudar. Un gesto tan sencillo para mí sería una gran
ayuda para los demás, estaba decidida, quería mi carnet de donante de sangre.
Antes de regresar a casa y como todavía era muy
temprano, comenté mis intenciones a mis padres que no tuvieron ningún problema
en acompañarme a la zona destinada a Donantes de Sangre.
Y allí estaba yo, esperando que una enfermera muy
amable viniese para tomar muestra de la sangre y definir qué grupo me había
tocado en el reparto de las sangres. La enfermera llegó y me indicó que la
siguiese y mis padres continuasen en la sala de espera hasta que se terminara
el proceso.
En un momento dado se me ocurrió que había
llegado el momento de la verdad, que durante años mi madre repitió y repitió
que yo no tenía sangre en las venas… ahora se descubriría todo el pastel y podría
demostrar que no solo tenía sangre sino que podía hacer entrega de ella a quien
pudiese necesitarla.
Una ilusión infantil me envolvía y me mantenía a
la espera, la burocracia se estaba alargando y el infierno de preguntas sobre
la salud y antecedentes sanitarios se empezaban a recocer en el ambiente. Pero
al fin llego la enfermera con su arma para la punción de unas gotitas de sangre
en el dedo corazón. Me cogió la mano suave pero con firmeza y disparó su
bolígrafo con aguijón para extraer esa pequeña muestra que mostraría tanta
información como necesitaban.
Me indicó que la siguiese, atravesamos una
estancia que no sé por qué razón nos unía con la sala de espera, los dos
vinieron corriendo para ver como me encontraba. Me encontraba bien y todavía
eufórica por mi decisión y por lo poco que faltaba para tener mi primer
objetivo cumplido.
Dirigiéndome a la camilla en la que tenía que
tumbarme para la extracción, los termostatos de la calefacción parecieron
romperse y el murmullo del personal de enfermería que trabajaba se fue apagando
poco a poco.
Me
golpeaban la cara para reanimarme, en mi pensamiento se agolpaban las frases
“¡ya me he mareado!” “¿Me habrán quitado las gafas?” “¿Habrán aprovechado para
hacerme la extracción?”.
Poco a
poco mis preguntas fueron respondiéndose por sí solas, las gafas me las
entregaba una auxiliar que tenía la cara más blanca que yo, en mis brazos no
había rastro de ningún pinchazo por pequeño que fuese, y la mayor confirmación
fue cuando el Doctor salió para decirme que la cantidad de glóbulos rojos o
blancos, no recuerdo bien, que corría por mis venas, no eran lo suficiente como
para donar sangre. Le comenté que tenia intención de ser donante desde hacia
tiempo y que no había pensado en la posibilidad de no donar y salir tan contenta
para casa con el carnet en el bolsillo.
No te
preocupes, me dijo, te daremos un carnet con el grupo de sangre que tienes. Y
me hizo subir de ánimo otra vez.
En la
parte trasera del coche, tragábamos carretera, avanzábamos entre el tráfico, yo
tenía una dejadez de cuerpo que lo provoca el desvanecimiento, y que necesita
tiempo para la recuperación. Miré por curiosidad el carnet que me entregó la
enfermera antes de salir del Hospital y pude comprobar mi RH y… Por Dios!! Me
han hecho un carnet de RECEPTOR, no de donante. Me decepción era abismal,
detrás de la información personal y de la definición del grupo RH, se
desplegaban una serie de columnas en las que encabezaba Recibe, Fecha… etc…
Que
decepción… mis siguientes donaciones fueron distintas.
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